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1.10.09

Oda por un perro muerto

10.10.09
La histeria colectiva está perfectamente definida en los estudios de sociología y, como aseguraba Arthur Schopenhauer, no tiende a decrecer en el devenir de la humanidad, sino muy al contrario. En esta era de comunicación global, las histerias viajan por las autopistas de la información a la misma velocidad que lo hacen los miedos atávicos, y no hay razonamiento que las frene. También es de este gran filósofo alemán –cumbre del idealismo pesimista– una triste frase que nos define perfectamente: "El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales". Si Schopenhauer, pues, hubiera deambulado estos días por La Sènia –y perdonen la osada ucronía–, probablemente habría aunado ambos pensamientos, porque resulta claro que La Sènia ha vivido una esperpéntica histeria colectiva, y resulta claro, también, que ha sido un infierno para un pobre animal.

Lo que ha ocurrido con el dogo abandonado, que intentaba sobrevivir con cadáveres de pollo tirados en una granja, y que después de una brutal cacería ha sido abatido, merecería una medalla al mérito de la imbecilidad. Y, por supuesto, un plus meritorio a la crueldad.

El conseller Baltasar debe de sentirse orgulloso de haber tirado 100.000 euros, con profusión de helicópteros y un dispositivo de decenas de personas, para conseguir matar a un pobre animal indefenso, en mal estado y cuyo único delito –a falta de ningún indicio de agresión, no olvidemos que los dogos son muy pacíficos– era intentar sobrevivir después de sufrir abandono. Un hito en su carrera política. Suerte que dirige Medi Ambient, porque dirige un ministerio y envía al ejército.

Ahora todo son silencios, como el sonoro silencio que nos han dado en Els matins de Cuní, cuando hemos pedido explicaciones, y hemos recibido un buen portazo. Cosa que me resulta comprensible, porque ¿cómo puede explicar Francesc Baltasar que tire miles de euros de dinero público, se apunte a una histeria colectiva basada en simples rumores y, en lugar de recoger a un pobre animal abandonado, y ofrecerle una segunda oportunidad, decida simplemente matarlo? ¿Podían disparar un dardo para dormirlo? Sí, podían, como podían haber entregado el animal a las protectoras, que lo habrían curado, lo habrían alimentado y, quizás, lo habrían hecho algo feliz. Pero este país, a veces, se esfuerza por ser triste, feo, salvaje y notoriamente incompetente. Así que, aplausos, Baltasar, has conseguido conquistar Perejil con la Armada Invencible.
Permitan un apunte final para el pobre perro.

No me imagino lo que habrá sufrido en sus últimas semanas de vida. Un brutal abandono, el desconcierto, el hambre, la sed, el lento deterioro del cuerpo, una cacería con decenas de personas, el miedo brutal y, finalmente, la muerte gratuita. Así, sin más, castigado por el único delito de haber nacido perro en un mundo de cafres.
Fuente: La Vanguardia

1 comentario:

Anónimo dijo...

No logro entender primero que haya personas tan incompetes al mando de una consellería, segundo que la masa sea se deje guiar estúpidamente por un rumor falso de leona...acaso alguien la oyó rugir. Es triste como la gente no se dedica un poco más a cultivar la sensibilidad y respeto hacia el medio ambiente y nuestros hermanos animales. Debería ser una asignatura obligatoria en la escuela.
Descansa en paz dogo leonado. Ojalá tu desalmado dueño no pueda descansar nunca.